miércoles, 24 de abril de 2013

Súcubo


Llevo más de veinte años aguantando tus fechorías
sudando a mares, aguantando tus pesadillas,
¿porqué no me dejas yá, súcubo de la oscuridad?
vete a otra parte donde machacar infelices
donde puedas satisfacer tus apetitos insaciables...
donde puedas estrangular las conciencias endebles.

Cuento por horas cada crepúsculo hasta el amanecer
horas que se asemejan a infinitos eones temporales,
donde el espacio-tiempo se plega en un punto...
mi cuerpo insensible al calor humano
siendo tú, mi ramera acompañante
la que llevas el frío del averno en tu belleza incandescente.

Ya no te complace alimentarte de mi energía vital
además te crees mi guía y consejera,
atrapándome en una quimera elíptica
pasional, visceral, afrodisiaca y paradisiaca

Un muñeco ,un títere a tu servicio
un trapo que usas y desechas a tu antojo;
aferrándote con uñas y dientes
acoplándote en mi campo etéreo
pasándo desapercibida ante la luz
siendo ésta, la que restablece mi energía cada día...
Cada día que tú y tu fantasía demoniaca
me encarcela en un laberinto de pasiones desenfrenadas.

¡Vé y chúpale el semen a un vampiro muerto!
y regresa al mismo infierno de donde te escapaste,
ya no es tu tiempo ni tu dimensión...
Es la mía, mi karma y mi expiación.

miércoles, 17 de abril de 2013

No puedo esperar... ni espero

No puedo esperar... ni espero
 que las opacidades de mi conciencia alterada
acudan en auxilio de mis neuronas,
brincando de charca en charca como vulgares ranas.

Ni la poca luz que brilla en el crepúsculo
se convierta en un mar de calmas pasionales,
sin invertir los polos magnéticos de energías renovables
en cuyo caso resaltaría la poca disponibilidad de un ósculo.

Más la libertad que me otorga el eco de mis fonemas
es suficiente para gritar en vibraciones subatómicas,
poniendo en funcionamiento los órganos de excitación...
armando una revolución sexual en un caos de contracción y expansión.

Solo, con mi Big Bang en continua transformación
intento salir airoso de multitud de dilemas y enfoques,
consiguiendo un maremagnum de teorias absurdamente metronómicas
al compás de depresiones, lamentos, divagaciones...
y otras excusas para una infelicidad permanente.

No puedo esperar... ni espero nada en mi locura inventada,
ni que me entiendan las muchas primaveras de otras gentes,
ni que me compadezcan hasta las serpientes de lenguas trífidas
enroscándose en vocablos hirientes bajo melosas caricias...
A estas, las mandaría a tocar las harpas a los endiosados y bellos durmientes.